viernes, 19 de febrero de 2016

Piano Decadente

Ese piano decadente. Su sonido me remite al placer de tu garganta en la intimidad. Entonces recuerdo las sabanas carmesí, teñidas por tu sangre menstrual mezclada con mi semen infertil. Placer encarnado nos envolvía en las mañanas, por la tarde... en medio de la noche. Tu cuerpo joven perfecto, tu cabellos quebradizos en tu espalda hasta la cintura. Observaba tus caderas ondeando sobre mi cuerpo con mi falo penetrándote lleno de fluidos y saliva. Observaba entonces tu espalda y tus nalgas. Amor? Pasión? Entrega carnal? Era acaso tu cabellos rojizo o marrón?
La alcoba oscura del hotel barato, el baño publico mohoso, el bosque infecto, la casa abandonada, el techo de aquella casa que invadías para entregarnos al placer carnal... hueco. Fue la decadencia de nuestra decepción, fue nuestra crisis existencial, el culto oscuro. Dormías después del placer, satisfecha con la vagina llena de fluido. Dormíamos quizá, perdidos en este cementerio camposanto.