miércoles, 4 de mayo de 2016

To drag you down with me


Nuevamente cae la noche. Permanezco impávido en este sillón mohoso. Observo las arañas caminar en mi regazo. Alguien pensara en mi? Los hijos que no engendre? Aquellos que murieron en el útero o en un legrado por decidió de sus madres?. Tic, tac. Tic, tac. Se escucha el péndulo de un reloj que esta ausente. Es quizás esa ausencia de vida. Esos bastardos me observaran desde este techo? Serán acaso esta arañas que buscan tomar de mi sangre? No lo creo, quien demonios cree en la reencarnación en estos tiempos de ciencia e incredulidad a enseñanzas esotéricas.
Es media noche y continuo en esta esquina del cuarto hexagonal. Cae agua fétida en mi mano, pero ni su pestilente aroma me obliga a retirarla del brazo del sofá ó sillón o lo que sea este entelarañado asiento. Fue la pasión ciega, el deseo frenético aquellas noches que me llevaron a llenar de semen fértil aquellas vaginas de aquellas hermosas mujeres? Por que arrojaron al producto de la lujuria fuera de su cuerpo escultural en aquellos años. Sus cuerpos ahora son como aquellos cadáveres de moscas que cuelgan de telarañas antiguas, consumidos cuerpos marchitos y olvidados. Allí estábamos ellas y yo presas del deseo, ávidos de caricias y fluidos. Y ustedes hijas e hijos míos ~ que no nacieron~ son producto de ese momento que fue perfecto y al transcurrir del tiempo se materializo en un simple deseo carnal animal y hueco. Las promesa de aquellas damas se transformaron en la exigencias y posesividad. Que podría haber hecho yo? Su violencia física y verbal fue terrible, aquellas maldiciones aun resuenan en mis gastados oídos. Asi es hijas e hijos míos, surgieron de la oscuridad y de los mas irrepetibles bajos instintos. Si lo se me odian por no haber detenido a sus madres que se desangraban y penaban de dolor al expulsarlos con odio de sus cuerpos. Se entonces arrástrenme al inframundo con ustedes hijas e hijos míos, sepúltenme con sus rencores y odios hasta el fin de los tiempos. Sepúlteme en este cementeriocamposanto. Así sea!

viernes, 19 de febrero de 2016

Piano Decadente

Ese piano decadente. Su sonido me remite al placer de tu garganta en la intimidad. Entonces recuerdo las sabanas carmesí, teñidas por tu sangre menstrual mezclada con mi semen infertil. Placer encarnado nos envolvía en las mañanas, por la tarde... en medio de la noche. Tu cuerpo joven perfecto, tu cabellos quebradizos en tu espalda hasta la cintura. Observaba tus caderas ondeando sobre mi cuerpo con mi falo penetrándote lleno de fluidos y saliva. Observaba entonces tu espalda y tus nalgas. Amor? Pasión? Entrega carnal? Era acaso tu cabellos rojizo o marrón?
La alcoba oscura del hotel barato, el baño publico mohoso, el bosque infecto, la casa abandonada, el techo de aquella casa que invadías para entregarnos al placer carnal... hueco. Fue la decadencia de nuestra decepción, fue nuestra crisis existencial, el culto oscuro. Dormías después del placer, satisfecha con la vagina llena de fluido. Dormíamos quizá, perdidos en este cementerio camposanto.