
Tras la muerte de miles inicia, lentamente el proceso de los amados muertos. Los insectos depositan sus huevesillos atravesando la piel inerte. Luego, las larvas comienzan a alimentarse de ellos. Los cuerpos generan gases y los organos internos comienzan a ceder ante el paso del tiempo. Se inflan, algunos estallan y emerge el aroma del fin de la existencia. Ese perfume maldito que seduce a miles de hambrientas larvas. Comienza la peste que penetra hondo y atraviesa las calles transportado por las corrientes de aire entre calles, expandiendose por kilometros. Miles de bacterias buscaran entrar en cuerpos no muertos y acabar con ellos infectandolos también.
La muerte esta, acorrala, se mofa de nuestra condicion orgánica. Los hombres y mujeres tapan sus rostros tratando de escapar del olor, pero no lo lograrán. El aroma a muerte, el olor a cadaver se apoderará de la ciudad por muchos meses, quizás años recordando a todos que cuando el fin de los dias llegue, a escepción de que el fuego de las maderas consuma piel y huesos, la carne se allagara y por mas perfecta que sea la envoltura, a pesar del mejor trabajo de embalsamamiento, el cuerpo olera a muerte. Por que es perfecto ese instante. Por que entre el caos de la destrucción y la indiferencia que apila cadaveres humanos y los maneja como desechos.. obligará a que esos pedazos humanos sean enterrados, cremados y olvidados sin identidad en este cementerio camposanto...